CARLOS GRUEZO: UN CINCO DE PERFIL BAJO Y LA PROYECCIÓN ALTA

Pocos han sido los jugadores ecuatorianos, que han mantenido una carrera constante en Europa. Tenemos una gran cantidad en México, sin embargo, en el viejo continente es donde más les cuesta adaptarse por fuera del ámbito deportivo. Muchas veces es la cultura, la comida y hasta el idioma, lo que llevan al jugador a dar su brazo a torcer y regresar al confort y comodidad que les da jugar de nuevo, en el país.

Además, del decorativo no menos importante para ellos, de regresar como estrellas. Muchas veces, alabados por la prensa, dirigentes y hasta por el mismo ego del jugador. Cuando sabemos, que la realidad es otra y que del otro lado de esa moneda, hubo un futuro enterrado por las incomodidades de la lejanía y las pocas ganas de superación.

Los futbolistas de la región, son como una tela muy ligera de coser, y no me refiero a su biotipo, si consideramos ese punto de vista, tendrían todas las de triunfar. Me refiero a su idiosincrasia. Es como si todos estarían declinados al fracaso y cuando existe uno que despunta, o lo enaltecemos o al contrario, ponemos una lupa en cada acción para invitar a la crítica. Lo que de cierta manera termina afectando también su rendimiento, por sentirse muy criticado o a la vez, intocable.

Pocos son los casos en los cuales, los años en Europa se convierten en experiencia solidez y ascenso. Definitivamente, existe un punto donde el futbolista tiene que hacer una elección. Regresar a su cultura y el límite de ascenso permitido o buscárselas para seguir en una región desacostumbrada para ellos. Carlos Tenorio, un claro ejemplo de superación junto a Felipe Caicedo dentro del fútbol al otro lado del océano, sin dejar a un lado, obviamente a uno de los más importantes dentro de estas dos décadas, Antonio Valencia.

En mi opinión y después de lo ocurrido hace algunos meses, prefiero desplazar de esa lista a Christian Noboa. Yendo más allá de su estabilidad en Rusia, es un jugador que poco a poco ha ido manchando su imagen; desde declaraciones sobre la selección hasta el polémico ‘live’ por Instagram

La ecuación para el futbolista ecuatoriano, por todo lo mencionado anteriormente, se perfila para resolverla de manera sutil, concentrada y hasta en cierto punto, si es que se encuentra en Europa, con un perfil bajo. Algo que descubrió Carlitos Gruezo, que cumple 6 años fuera del país. Después de la número 15 conseguida con Barcelona, el volante central fue fichado por el Stuttgart de Alemania, para seguir con su guión en una de las 5 ligas más importantes de Europa.

Si bien es cierto, aunque no arribó a un equipo titán de la Bundesliga, eso lo convierte en un factor aún más valorativo. Todos conocemos la diferencia jerárquica que existe dentro del fútbol teutón. Por esa misma razón, no cualquiera puede jugar en esa liga, y en el 2014 el Stuttgart lo eligió como su volante central, posición nada fácil de manejar.

Tal vez, su primera experiencia no fue como lo planeado y es totalmente aceptable. Cuesta para un jugador con tan solo 19 años, en ese tiempo, adaptarse a un ritmo más rápido de juego, donde antes de recibir la pelota  resuelven dónde dirigirse y por donde filtrar. La capacidad de los estadios es otro condimento; por la presión de tener tantos ojos puestos en una jugada, en un pie, en un jugador. El contexto del equipo, en ese año era pelear por el descenso, lo que también jugaba en la coacción de toma de decisiones del jugador.

Sin embargo, lo logró. Estuvo en Alemania la mitad de tiempo de su contrato y en el 2016, se fue para la MLS. No regresó a Ecuador. Solo se tomó una pausa de maduración como Goku en la cámara de tiempo, para regresar más fuerte y capaz de afrontar los desafíos de un fútbol tudesco que conoce, cada vez más.

Su perfil dentro de la selección es un caso aparte: Carlos Gruezo es irónicamente uno de los más criticados, y a la vez, uno de los que más ha quemado todas las categorías juveniles en la selección, desde la U15, U17, U20 U23 y la mayor en el mundial de Brasil 2014. Ahora, un jugador que ha tenido una constancia solida, pasando por todas las categorías desde la U15 hasta la mayor. Si hubiese tenido el apoyo de una dirigencia enfocada en un proyecto a largo plazo, ahorita estuviéramos hablando de otro Carlos Gruezo en la Selección. Eso, sin mencionar que la posición de volante central, es una de las más criticadas por los pocos argumentos de análisis.

Un 2 de julio de 2019 hace casi un año, su buen juego volvió a ser llamativo para el fútbol germano y por una cifra de 4,5 millones según ‘transfermark’ el F.C. Augsburgo volvió a invitarlo formalmente al baile de la Bundesliga. Esta vez, más maduro, más apto, en un equipo de mayor nivel y con las mismas ganas de seguirse superando, sin elevar sus pies de su perfil bajo y manteniendo esa proyección alta, que lo espera por su gran juego

PROYECCIÓN ALTA Y GRAN JUEGO

Hijo del ecuatoriano Carlos Armando Gruezo Quiñonez, delantero de largo recorrido por la alfombra verde, colgó sus botines en Liga de Quito en el año 2006. Su hijo, inicio sus pasos en el mismo equipo donde su padre los terminó.  De origen posicional como lateral y delantero. Llegó a Barcelona, después de su paso en las formativas de Liga y Defensor Sporting de Uruguay. Su Debut fue con los rayados del valle y su revolución con Luis Zubeldía. El encargado de trasladarlo desde la banda hacia el centro, por su capacidad de controlar los tiempos del partido sumado a su esencia defensiva

Hoy por hoy, volante central innegable en el Augsburg, con obligaciones más de defensa que de creación. Pero con una gran lectura de juego y capacidad de distribución, para ser ese engranaje desde la zona de defensa a la zona de finalización. Es un MC. Graduable a una salida mixta, es decir, combinativa y directa. En el primer caso, se coloca como opción de pase inmediatamente mientras su dupla se aleja para fijar y arrastrar marca.

imagen extraída de la Plataforma Wyscout

Por lo general y como patrón de juego, el equipo alemán después del primer pase siempre opta por jugar largo; activando  los espacios en amplitud de los laterales. El ecuatoriano, por su gran precisión y velocidad en la toma de decisiones, es el encargado de activar este mecanismo de salida. 

No es un jugador que se sume en reiteradas ocasiones al ataque, eso lo delega a su dupla y volante creativo Rani Khedira. Muy pocas veces pisa la zona de finalización, su ubicación cuando cruza el campo rival, va de la mano con el adelantamiento en bloque, así que depende, si es que el rival repliega hasta el área y les deja avanzar o si al contrario, repliega en ¾ de cancha. Sin embargo, cuando cruza la mitad de cancha, genera peligro con su panorama de juego y precisión en pases de más de 60m. Ocasionando así, filtrar con poco tiempo de reacción y en la zona más libre de marca, al balón.

Funciona como un reloj en sincronía con el modelo de juego del entrenador Heiko Herrlich, su 1-4-2-3-1, se inclina más por un juego directo. Con la línea de la mitad dividida en dos, para activar pases verticales, entre líneas y con una rápida circulación de la pelota. Es por tal razón, que si no se puede progresar por el repliegue del enemigo en un sector, acuden a Gruezo y su rápido desplazamiento con un pase largo para activar esos desmarques de ruptura generados por los extremos a las espaldas de los defensas. 

Uno de los comportamientos más importantes de este jugador y la razón por la cual es titular indiscutible en el Augsburg, es su inteligencia y disciplina. Basta con ver un partido de él, para entender los movimientos que efectúa en la cancha. Moviéndose, con la intención de ubicarse en el sector correcto, como si estuviera un paso delante de la jugada; sin quemar su rendimiento en recorridos innecesarios. su deber en el pasillo central es desdoblarse para funcionar como apoyo constante de los carrileros y extremos

Su inteligencia técnico/ táctica, también se describe y refleja en su posición cuando su equipo se encuentra en fase defensiva. La obligación primordial que cumple Carlos Gruezo dentro del 11 titular, es defender desde la línea de la mitad, cualquier infiltración por el carril central, el pasillo más importante de frenar al momento de atacar. Está estadísticamente comprobado que el 80% de las jugadas que en zona de finalización recorren el carril central o zona 14, terminan en gol. Por tal razón los equipos prefieren atacar por el centro y no por las bandas como se pensaba antes

Gruezo, como el MC defensivo tiene una colocación táctica y un perfil corporal que le obliga al rival a jugar por las bandas, cuidando así, su zona. También, su concepto de vigilancia lo tiene fielmente automatizado y cuando un posible receptor se coloca en su zona, activa un pressing inmediato con el fin de anticipar el pase. Casi nunca falla en la toma de decisión, con respecto al tiempo/espacio por recorrer y la velocidad del pase para llegar al receptor. Es un candado dentro de su carril.

Cuando se encuentra por detrás de la línea de la pelota, generalmente sucede por un pase entre líneas, porque en el 1×1 la mayoría de veces sale vencedor. Su deber y su comportamiento es una presión inmediata, ya que, la línea defensiva repliega y no tiene permitido la presión, esa consigna le merece a Carlos Gruezo. Lo que resulta favorable por su velocidad, biotipo y capacidad física para atosigar al rival con la pelota y dejarlo sin tiempo de decisión; con un acoso constante que le lleve a la imprecisión y perdida de pelota

su relación con el balón, su equipo y el fútbol europeo, se encuentran en buenos terminos. no es fácil llevar a cabo tantos deberes, funciones y objetivos que cumplir dentro de la cancha desde la posición de volante central, acompañado al peso de la historia de jugadores ecuatoriano y su fracaso en el viejo continente. Aunque para Carlitos, parece eso no importarle, al igual que las criticas recibidas cuando viste la de la Tri. algo que a mi parecer te distrae y distorsiona tu carrera, si le das mucha importancia. Él por su parte, entre mas concentrado, su crecimiento se refleja mas constante y su presente mas estable. No hay duda que su gran juego lo llevaran lejos y que lejos es el tiempo para que un jugador como Carlitos regrese al fútbol ecuatoriano. Al menos que sea para vestirse la del equipo de todos, que bien merecido lo tiene.

Darío Sevillano

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