Mañana saldrá el sol

La eliminación duele, y mucho. Y duele tanto justamente por todo lo bueno que se hizo previamente. Esto no se puede tirar abajo por un solo día. ¿Se equivocó hoy Alfaro? Seguramente. Los laterales tenían que salir muy lejos y se generaba un espacio muy grande entre central lateral, lo cual obligaba al central a hacer lo mismo y que el equipo sobrebascule. ¿Los jugadores salieron nerviosos? Seguramente. Se vio en los controles, malos despejes, pases fáciles fallados… en fin, un manojo de nervios. Pero a continuación, intentaremos explicar todo lo que nos hizo llegar hasta aquí, por qué tiene un gran mérito (tanto de los jugadores como de Alfaro), por qué lo de hoy podía pasar, y por qué el futuro pinta tan bien. 

Empecemos por el principio. Acababa la Copa América 2019 con una presentación muy pobre de Ecuador dirigida por el Bolillo Gómez y con un vestuario (según la prensa) roto. A partir de aquí hubo un interino, un cambio dirigencial, un seleccionador que no llegó a dirigir ni un partido y una pandemia. Todo era caos, y la selección no le generaba ilusión ni al más optimista de los ecuatorianos. Se hablaba de renovación, pero como un término vago, nadie sabía bien por dónde empezar. 

Entonces llegó Alfaro. Y sin dirigir un amistoso tuvo que jugar con Argentina fuera de casa. Desde lo netamente táctico, si lo vemos desde la pizarra, hizo un partido excelente y compitió cuando nadie creía que eso podía pasar. Se equivocó en el rol de ciertos jugadores, cosa que es normal pues solo los conocía de 3 entrenamientos. Después llegó Uruguay, al que despachó tranquilamente con un 4-2 y un funcionamiento increíble. A partir de ahí, con algún que otro altibajo, La Tri se mantuvo regular en las eliminatorias y logró clasificar con relativa calma. 

Presentación de Gustavo Alfaro

La mayor novedad para Ecuador fue cómo competía afuera. Si bien en casa no siempre le pudo imprimir el ritmo necesario para superar a su rival en la altura, el Modelo de Juego de Alfaro logró que Ecuador pueda competir de visita, sin necesariamente ser protagonista. Esto, si bien nos puede costar algún que otro punto en casa, nos va a hacer competir mejor en estos torneos, donde no tenemos el aliado de la altura. Pero el mayor mérito de Alfaro no es ese. 

El primer gran mérito de Alfaro fue consolidar un equipo basado en la renovación. Se quedó con 2 o 3 jugadores de ciclos pasados que creía que podían aportar tanto dentro como fuera de la cancha. De ahí, se atrevió desde el inicio a convocar y hacer jugar a jóvenes que no estaban ni mucho menos consolidados. Moisés, Hincapié, Plata, o jugadores siempre discutidos como Estrada o Pervis, claves en todo el proceso. El consolidar un equipo, con una base más o menos estable, no solo es bueno en lo futbolístico. El grupo se fue consolidando, y casi que desde el inicio, el mal ambiente que se decía que había desapareció. Y además, en muchas ocasiones (o eso se dice), escogió el bienestar del grupo por sobre algún jugador que estaba en buen momento. Esto puede sonar a capricho, pero no lo es. Esta cohesión, sobre todo para un grupo tan joven sí afecta su rendimiento en la cancha. 

El segundo, y tal vez el más importante, fue cómo evolucionó Ecuador desde lo emocional. Y esto tiene especial mérito si vemos las edades de los jugadores que participaron en el proceso. Poco a poco, nos fuimos olvidando del ‘jugamos como nunca, perdimos como siempre’. Esto casi siempre tenía que ver con hacer un gran partido y perderlo por alguna desconcentración, o venirse abajo ante la primera adversidad. Aquí el progreso fue más paulatino. Hubo casos de estos (por ejemplo Uruguay en Uruguay), pero al equipo se lo veía cada vez más maduro. Una madurez que nunca la tuvieron ni las selecciones ecuatorianas más experimentadas. 

Y así llegamos al Mundial. Siendo la tercera selección con menor promedio de edad. Ya haber clasificado, algo que era impensado después de todo el contexto pre-Alfaro, era de un mérito tremendo. Más con la comodidad que se lo hizo. Alfaro lo mencionó en la rueda de prensa. Que no le importaba el resultado, que todo lo que pase en este Mundial es ganancia. Si bien creo que en parte lo dijo para quitarle presión a los jugadores, tiene razón. Sacando a Enner, todos los mejores jugadores ecuatorianos de este Mundial van a llegar en el que debería ser el mejor momento de sus carreras, entre 25 y 29 años. Y van a llegar ya teniendo experiencias de partidos difíciles a sus espaldas. 

La madurez mostrada contra Catar no derrumbándose ante el gol anulado, manteniendo el plan de juego y dominando tranquilamente el partido, sin ninguna desesperación. Contra Países Bajos, un gol tempranero en el único tiro al arco que tuvieron, y un gol anulado, y el equipo siguió igual. Un mérito enorme de Alfaro el trabajo psicológico para hacer esto con un equipo de muchos chicos de entre 20 y 25 años. Pero el partido que más les va servir como experiencia es el de hoy. Un partido que duele, y tiene que doler. Donde el equipo salió híper nervioso y tuvo desconcentraciones infantiles. Cosa que es normal en un equipo tan joven. Pero del dolor y de la desazón de hoy, saldrán las lecciones de mañana. Y esperemos, en un Mundial en el que seguramente estemos porque la CONMEBOL tiene 6 cupos y medio, poder hacer historia cuando la ‘generación dorada’ llegue a esa edad perfecta en la que están en un pico físico y de rendimiento y ya han adquirido el suficiente roce y la suficiente madurez para partidos decisivos. Ese es el mundial para hacer historia. Con una generación madura, sin complejo de inferioridad y sobre todo talentosa. 

¿Se lo puede criticar a Alfaro por no buscar ganar con Países Bajos? Difícilmente. Ganando ese día el resultado de hoy también nos dejaba afuera. ¿Se equivocó Alfaro en el planteamiento hoy? Sí, pero eso lo vemos ya después de que empezó el partido. Antes, el que más información tenía, el que más había analizado a Senegal era Alfaro y su cuerpo técnico. Análisis exhaustivo que nada tiene que ver con el análisis que hacemos nosotros desde nuestras casas o los periodistas viendo partidos sueltos (lo explica muy bien Luis Enrique en uno de sus streams). Seguramente, con toda esa información, a priori, era el planteamiento correcto. Además es difícil saber si hubiese funcionado si el equipo no estaba tan nervioso. 

En fin, no se puede tirar todo lo hecho a la basura por un mal primer tiempo. Tenemos que mirar al 2026, el verdadero objetivo de este proceso, y el camino lo ha marcado Alfaro. Y lo mejor para la selección es que siga siendo él el que los guíe en ese camino.  

Solo queda decir: 

Gracias Profe, gracias muchachos, por devolverle la ilusión a un país entero. No decaigan. Mañana saldrá el sol nuevamente.

Franisco Alarcón

Un comentario en «Mañana saldrá el sol»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *